VIAJE A MADRID 4º ESO Y 2º BACHILLERATO

Domingo, 20 Diciembre, 2015 hasta el Jueves, 30 Junio, 2016

   Como dijo Carandell (y como les comenté a los chicos con cierta machaconería, lo reconozco), ser de Madrid consiste con frecuencia en no serlo. Tuvo buenas razones el escritor para establecer tales enunciados, pienso, pues a fuerza de revisitarlo no solo acoge a mis alumnos en su seno con fruición, sino que también recogen en cada viaje algo de ese latido que mi Madrid, empeñada en mirar hacia fuera, les otorga a coste cero y les hace un poquito más de un lugar único (en lo bueno, en lo malo y en lo peor), en el que tuve el honor de nacer y que me cede gustoso el privilegio de compartir. Por eso y por tantas cosas, ellos se hacen un poquito más madrileños cada año, ¡ojo!, y yo cumplo con esa misión que parece haber sido encomendada desde hace tiempo. Con ese trocito de ciudad que se llevaron ayer mis 51 y a buen seguro guardarán. Después del almuerzo en Atocha, del tránsito por las entrañas del Reina Sofía, del tiempo libre al calor de las luces de Callao, de las trazas de Goya en San Antonio (qué gusto darles a ellos también un trocito de ti) y de los reflejos vespertinos de Debod, bajo la sabia dirección de los siempre entrañables y honestos compañeros y, sin embargo, grandísimos amigos Juan Carlos y Dativo, gestores de humanidad y criterio a partes iguales, tuve el privilegio, digo, de compartir con vosotros un día más otra porción más del sitio en que nací y crecí, en aras de devolver, si es que fuera posible, lo que me habéis dado aquí, en vuestros pueblos, a lo largo del tiempo. Ya lo escribió el Goya que, como visteis, yace en el fondo de la ermita. En uno de sus últimos cuadros expuso: "Aún aprendo". En efecto, tal axioma es extendible tanto a mí como a mis 51 de ayer que, en cierta medida, crecisteis un poquito más en medio del trasiego de la ciudad abierta. Gracias a todos por ser como sois.